Zabriskie Point: Blowing up the house!

2008/10/24

Zabriskie Point: Blowing up the house!

Dirección: Michelangelo Antonioni

Guión: Michelangelo Antonioni, Tonino Guerra, Sam Shepard, Clare Peploe

Fotografía: Alfio Contini

Edición: Franco Arcalli

Diseño de producción: Dean Tavoularis

Recitadores de diálogos: Mark Frechette, Daria Halprin, Paul Fix

Música: Pink Floyd, Grateful Dead, The Rolling Stones

Origen: USA, 1970

Duración: 112 minutos

Aspecto en pantalla: Originalmente presentada en el imposible formato de 3:0, la versión en poder de este cinéfilo es un transfer del VHS fullframe editado por Videovisa en los años 80. La calidad es irregular, pero ante la ausencia de un DVD oficial, seguiremos conformándonos con esto. Interesados, dejen un mensaje.

Escapando de un conflicto al interior de una universidad, un aparente rebelde sin causa roba un avioneta por diversión y empieza un viaje hacia ninguna parte que lo lleva al desierto, ahí conoce a una joven (y mariguanísima) secretaria que con la que tiene algo que se asemeja a un breve romance, aderezado con una especia de orgía terrosa. Por un destello de conciencia pequeñoburguesa decide regresar el avión con un bien pinche bonito decorado psicodélico, pero el proceso de devolución no estará marcado por la tersura.

Compendio temprano de lo mejor y peor de la filmografía y temáticas de Antonioni, Zabriski Point no debería ser vista más que como una curiosidad dentro de sus filmes ya que al haber sido su único film realizado en los USA, aparentemente chocaron sus intereses con la fascinación con la (contra) cultura jipiorebelde tardía de los años 60’s y en la que lo que importaba era estar en contra de todo sólo porque sí (cual fragmento de tribu perredista).


Si bien la cinta tiene múltiples problemas (actuaciones lamentables, fotografía irregular, diálogos al borde del ridículo) la secuencia final en la que una casa en la montaña es volada en pedazos como alegoría de la destrucción burguesa, tiene que ser vista para ser creída. Es la aniquilación convertida en poesía brutal, es la magia de la música de Pink Floyd en la que al mismo tiempo que se pide a Eugene que tenga cuidado con esa hacha, una barra de pan Wonder surca el infinito (y más allá) en una danza caótica fascinante. Y aquí se les dejo esta secuencia.

Y una secuencia que me hace desear que los de Criterion dejen de rascarse las espinillas del trasero y editen pero ya, en Blue Ray, esta película:



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