Los muertos: Al final, la nieve cae sobre todos por igual

2007/01/12

Dirección: John Huston

Guión: Danny Huston basado en el cuento Los Muertos de James Joyce

Fotografía: Fred Murphy

Edición: Roberto Silvi

Música: Alex North

Intérpretes: Anjelica Huston, Donald McCann, Rachel Dowling, Cathleen Delaney

Origen: Estados Unidos, Reino Unido 1987

Duración: 82 minutos

Aspecto en pantalla: 1.85:1

DVD: Filmax

*
Uno a uno nos vamos convirtiendo en sombras. Mejor pasar valientemente a ese otro mundo en la plena gloria de una pasión que apagarse t marchitarse tristemente con la edad. ¿Cuánto tiempo llevas encerrando la imagen de los ojos de tu amante cuando te dijo que no quería vivir?
*

Esta cinta se encuentra basada en el cuento del mismo nombre de Dublineses, colección de relatos breves de James Joyce. Aparentemente lo que empieza como un retrato de las costumbres de la clase alta del Dublín de principios del siglo pasado, se convierte en una reflexión de la influencia que tienen los muertos sobre los que aún tienen vida.


John Huston dirigió esta su última obra prácticamente en una silla de ruedas y con una máscara de oxígeno. Cierto de que su propia muerte se encontraba cerca, Huston creó un relato conmovedor sobre la imposibilidad de escapar de los recuerdos dolorosos y el cómo estos simplemente se encuentran adormecidos esperando volver, detrás de las notas de una simple canción, para recordarnos todo lo que dejamos atrás, todo lo que no pudimos ser, y todos aquellos a quienes extrañamos y que nunca más estarán con nosotros.

Indispensable para todos aquellos han tenido que pasar por el dolor de la pérdida.

Me permito transcribir un fragmento de una de sus últimas entrevistas en la que habla de esta cinta con Waldemar Verdugo Fuentes:

Lo había saludado hace no demasiado tiempo en la Ciudad de México, para la entrega de las Diosas de Plata, durante cuya premiación los cineastas mexicanos le rindieron un cálido homenaje: ya las huellas de su enfermedad, un enfisema pulmonar, eran manifiestas ("estoy adaptando este cuento de Joyce que tengo proyectado hace treinta años, pero Joyce es un autor que casi nadie lee, y con tantos films que he debido hacer para pagar a mis ex-mujeres y a mis médicos, no había sido posible. En el guión me ayuda mi hijo Tony, y el rol principal femenino lo lleva mi hija Anjélica"). Inicialmente, la filmación debía realizarse en Irlanda, pero su precario estado de salud obligó a levantar locaciones en un Estudio ubicado hacia el desierto en las afueras de Los Angeles. Huston se ve obligado a desplazarse en silla de ruedas, pues si pasa más de veinte minutos en pie debe poner tubos a su nariz conectados a un tanque de oxígeno. Con el rostro consumido, su gran cuerpo encorvado en la silla y levemente interrumpidos los movimientos de sus manos por súbitos temblores, sin embargo, se ve absolutamente determinado a consumir sus últimas energías haciendo lo que ama hacer: dirije a los actores sentado en un rincón del estudio frente a una pantalla de televisión que le permite controlar los encuadres de la cámara. Cuando el león habla, el estudio está en silencio, sabe exactamente lo que quiere de cada actor, los que son arcilla en sus manos; se dice que no ha hecho más de dos o tres tomas de cada escena, trabajando unas seis horas cada día, lo que es heroico en su estado.

En un instante de descanso, lo veo solo y, no sin temor a interrumpirle, me acerco al lugar en que ha estacionado su silla; me observa y me anima haciendo un gesto con su mano.
Huston es el mismo viejo león de siempre. Su apostura es intocable a pesar de su silla de ruedas. Es sólo su cuerpo que ya no quiere responderle, pero él está intacto. Nos dice:

- La historia se desarrolla en una residencia burguesa de Dublín -nos dice Huston-, en una navidad de principios de siglo, y aborda las relaciones de un matrimonio cuya pasión renace debido a un acontecimiento inesperado. Me han prohibido los médicos ir a Irlanda por su duro invierno, así es que ha ido a filmar a Dublín una segunda unidad.

- ¿Elijió esta obra por su pasado irlandés?

- La quería filmar porque creo que es tal vez el mejor cuento que escribió Joyce. Nos sitúa ante ciertos hechos de la vida como el amor, el matrimonio, la muerte y la pasión, y nos obliga a enfrentarlos.

- ¿Se siente usted satisfecho del trabajo realizado?

- De ninguna manera. Nunca he quedado satisfecho porque siempre he sabido que todo puede ser mejor. Pero para hacer cosas perfectas necesitamos mucho tiempo, en la perfección siempre influye el tiempo, en muchas maneras, y tú vez que ya no tengo mucho tiempo, entonces, debo hacer las cosas lo mejor que las circunstancias me lo permitan, pero ¿estar satisfecho?. No, de ninguna manera estoy satisfecho.

- ¿Qué le preocupa?

- El futuro, aunque éste ya no me pertenezca. Tengo la sensación de que vivimos en el mundo como si viviéramos en el Titanic, esta sensación me embarga. Se refleja en estos sets, que son exactamente como me siento ahora: ordené que construyeran algo que no durara mucho, algo que desaparecerá cuando hayamos terminado de filmar. Esta cercanía a la muerte que me ha traido esta enfermedad, no me permite abandonar esa idea miserable de que debamos desaparecer irremediablemente.

- Pero en el futuro usted existirá mientras haya alguien que tenga memoria del cine.

- Entonces yo ya habré desaparecido en el vacío. Entonces, ¿qué importa lo que se diga si igual yo desapareceré?.

Publicado en el periódico unomásuno en el 2003.

0 comentarios: