Hoy nos vista nuestra amiga: Hello Kitty !!
(Les dije que me reservaba el derecho de publicar lo que me viniera en gana)
Hoy nos vista nuestra amiga: Hello Kitty !!
Publicadas por Jorge L. Chacon a la/s 1:27 p.m. 4 comentarios
El eterno resplandor de una mente sin recuerdos: La esperanza del amor, la respuesta a la tragedia
Dirección: Michel Gondry
Guión: Charlie Kaufman
Fotografía: Ellen Kuras
Edición: Valdis Oskarsdottir
Música: Jon Brion
Diseño de producción: Dan Leigh
Intérpretes: Kate Winslet, Jim Carrey, Elijah Word, Kirsten Dunst, Mark Ruffalo, Tom Wilkinson
Origen: USA, 2004
Duración: 108 minutos.
Aspecto en pantalla: 1.85:1
DVD: Universal
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- ¿Quieres irte?
- Quiero tener un bebé.
- Hablemos de eso después.
- No. Quiero tener un bebé.
- Creo que no estamos listos.
- Tú no estás listo.
- Clem ¿en verdad crees que podrías cuidar a un niño?
- ¿Qué?
- No quiero hablar de eso aquí.
- No puedo oírte. Nunca pudo entenderte. Maldito ventrílocuo. ¡Hablaremos al respecto!
- No puedes decir eso y después decir que no quieres hablar.
- Sería una madre condenadamente buena. Me gustan los niños. Soy creativa, lista, y sería una madre condenadamente buena. Eres tú, Joel. Eres tú quien no puede comprometerse con algo. Es una suerte que yo esté interesada en ti. Ni siquiera se por qué. Quizás debería acabar esto de inmediato. Dejarte en el madito mercado de pulgas con las tontas alhajas de fantasía. Quizás podrías encontrarte una vieja silla mecedora en que morir.
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Joel (Jim Carrey), un tipo solitario y prácticamente autista, conoce por azar a Clementina (Kate Winslet) una joven estrafalaria que se encuentra emocionalmente al otro lado del espectro. La relación amorosa entre ambos pronto empieza a deteriorarse a partir de lo constantes choques entre los puntos de vista (y estilos de vida) que lejos de complementarse se contraponen totalmente. Ante el inevitable fin de la relación, Joel se somete a un procedimiento que le permitirá borrar todos los recuerdos relativos a Clementine, pero justo cuando este se está llevando a cabo, descubre que en el fondo la memoria del tiempo que pasaron juntos tiene momentos extraordinarios a los que no desea renunciar.
Enloquecida y al mismo tiempo melancólica reflexión del como los seres humanos quisiéramos borrar las memorias tristes del pasado que llevamos cargando en los hombros y al mismo tiempo nos resulta imposible renunciar a ellas. Por más que nos fastidien la existencia cotidiana, el recuerdo de la miseria invariablemente va ligado a momentos mágicos e irrepetibles, especialmente cuando se da el proceso de “enamoramiento”, cuando apenas empezamos a descubrir los que es el otro, cuando cada pequeño gesto y palabras son milagros que hay que atesorar. Pero claro, inevitablemente llega la realidad y con ella descubrimos que aquel ser que considerábamos perfecto tiene un barrito en la nariz, o ronca demasiado, es histérico y caprichoso, indolente, haragán, mediocre, no le baja al baño, critica todo lo que haces, le resultan indiferentes o tontas las cosas que te son queridas o añádanle al gusto todo aquello que alguna vez les dijo aquel o aquella a quien pensaron querer.
Y a pesar de eso, y a pesar de todo, la película se cierra con una nota de esperanza, del como aunque se sabe que la tragedia se avecina, uno está dispuesto a seguir intentándolo.
¿Pero vale la pena?
Trailer:
Publicadas por Jorge L. Chacon a la/s 10:39 a.m. 4 comentarios
Saraband: El paso del tiempo, la memoria y el rencor
Dirección: Ingmar Bergman
Guión: Ingmar Bergman
Fotografía: Stefan Eriksson
Edición: Sylvia Ingemarsson
Intérpretes: Liv Ullmann, Erland Josephson, Borje Ahlstedt, Julia Difvenius
Origen: Suecia, 2003
Aspecto en pantalla: 1.78:1
Duración: 110 minutos (la versión para la televisión sueca es de 220 minutos).
DVD: Transeuropa Video Entertainment
Sarabande: Danza lenta escrita en un compás ternario.
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Marianne solía decir que yo era un miserable juez de
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Marianne, una solitaria mujer de 63 años, decide visitar a su ex - marido, Johan, al cual tiene más de 30 años sin ver. El reencuentro inicial parece estar marcado por l cordialidad y un dejo de ternura compasiva, pero casi de inmediato se convierte en un recuento de rencores, reclamos y sorpresas por demás desagradables.
Aunado a esto, Johan tiene un hijo y una nieta que viven cerca y lejos ya que, si bien Johan adora a Karin, no pasa así con su hijo, por el contrario, le manifiesta su absoluto desprecio en cada oportunidad que se presenta, sobretodo cuando acude a pedirle dinero prestado.
Última película del recientemente fallecido Bergman y en la que de manera por demás emotiva, retoma los temas que le preocuparon en la última etapa de su carrera: el amor asfixiante, la incapacidad de perdonar, el desprecio como forma de vida, la infidelidad, la imposibilidad de llegar a una conclusión salvadora y, quizá el más doloroso, la certeza del fin de la propia vida.
Bergman, dios particular de muchos cineastas, concluyó su carrera con una película extraordinaria en la que el aparente final abierto me hace pensar que quizá el buen Ingmar sabía que mucho después de que el muriera, el mundo y los que en el habitamos, seguiremos estando solos sin entender nada.
Les dejo el trailer y tres segmentos sobre la realización de esta cinta:
Publicadas por Jorge L. Chacon a la/s 8:49 a.m. 0 comentarios
Death Proof: La prueba de la muerte de la neurona
Dirección: Quentin Tarantino
¿Guión?: Quentin Tarantino
Fotografía: Quentin Tarantino
Edición: Rally Menke
Música: Jack Nitzsche
Intérpretes: Rose McGowan, Sydney Poitier, Rosario Dawson, Vanessa Ferlito, Jordan Ladd, Tracie Thoms, Kart Russell.
Duración: 114 minutos (90 de bostezos)
Aspecto en pantalla: 2.35:1
DVD: Versión bucanera del mercado de Santa Tere (1 en 25, 5 por 100)
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En aras de resucitar un sub-género cinematográfico caracterizado por dosis irracionalmente divertidas de violencia, tetas y culos, Quentin Tarantino y su camarada Robert Rodríguez se dieron a la tarea de retomar algunas de los temas de esas cintas que tuvieron su auge en los años 70’s y que se dejaban ver en los autocinemas o en las salas de segunda o tercera corrida.
En este caso, Tarantino cometió un pecado que estas cintas nunca hacían: aburrir al espectador. En aras de mantener sus marcas de fábrica (larguísimas conversaciones en torno a una mesa, una escena de baile, Quentin apareciendo como Quentin, referencias culturales, etc.), el realizador se olvidó (o no supo recrear) el espíritu desfachatado y absurdo del cine de explotación, tanto así que, cuando la acción por fin llega, se convierte en un caso de demasiado pero demasiado tarde. Vaya, ni siquiera algo de desnudos gratuitos y de mal gusto.
Triste es el caso de aquellos que celebran a Tarantino como una especie de dios personal sin tomarse la molestia de verificar que incluso desde su primer cinta este señor se ha dedicado a plagiar otras películas sin el menor empacho. En el caso de Reservoir Dogs copió, casi secuencia por secuencia, una cinta de bajo presupuesto oriental, City on Fire. Si ya sé que en este momento me están mentando la madre los que adoran a este señor, pero en verdad que me gustaría ver un trabajo original de este realizador ya que, los directores que admiro, fueron capaces de crear sus propios universos y ser fieles a ellos, sin necesidad de inspirarse u homenajear a otros cineastas.
¿Les gustó Kill Bill?, entonces les sugiero que vean Yakuza de Sydney Pollack y Enter the Dragon de Robert Clouse.
Publicadas por Jorge L. Chacon a la/s 10:41 a.m. 2 comentarios
Mi Idaho Privado: El peso de los sueños
Dirección: Gus Van Sant
Guión: Gus Van Sant
Fotografía: John Campbell
Edición: Curtis Clayton
Intérpretes: River Phoenix, Keanu Reeves, James Russo, Chiara CAselli, Udo Kier.
Origen: USA, 1991.
Duración: 105 minutos
Aspecto en pantalla: 1.78:1 (original)
DVD: Hechizo a partir de una copia en VHS de Ofer Video.
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No creí que tuviera éxito como modelo de verdad… modelando ropa. Soy mejor en poses de cuerpo entero. Mientras no le interese al fotógrafo, no tengo problemas. Me gano
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Mike, un sexoservidor narcoléptico, traba amistad en Pórtland con Scott, quien comparte su profesión. Pero hay un abismo entre los dos, mientras que Mike se prostituye para sobrevivir, Scott lo hace para matar el tiempo mientras recibe una enorme herencia.
Mike llega a soñar con el desarrollo de una relación a largo plazo con Scott, lo que se viene abajo cuando se descubren los planes de este último para dejar atrás la vida en las calles y olvidar todo y a todos los que lo quisieron y acompañaron cuando vendía su tiempo y su piel.
Melancólica cinta de Gus Van Sant de la que me gustaría destacar dos cosas antes de entrar de lleno con mi opinión:
Pero entrando de lleno en la cinta me pareció un amargo relato, no de la prostitución ni de la clase de porquerías a las que tiene que rebajarse el ser humano con tal de conseguir unos dólares, sino de lo increíblemente cruel que puede ser el mal llamado ser humano con sus semejantes. Amor, amistad, lealtad. ¿Dejaron de significar algo estas palabras? ¿Somos un entretenimiento desechable para aquellos con quienes compartimos nuestro espacio temporal?
Con secuencias de antología como el hilarante diálogo entre los modelos de portada en revistas gay, o aquella en la que se equipara un orgasmo con la caída de una casa en mitad de una carretera, Gus Van Sant nos presenta una cinta conmovedora en la que no se cuestiona o critica la clase de mundo que solicita, permite y fomenta la prostitución juvenil, sino más bien presentar una juventud desesperada y vacía, que en la búsqueda de cosas tan sencillas como afecto y ternura, solo encuentran una espiral de rechazo y traiciones.
Publicadas por Jorge L. Chacon a la/s 6:16 a.m. 1 comentarios
A la izquierda del padre: El pecado, el regreso, la violencia.
Director: Luiz Fernando Carvalho
Guión: Luiz Fernando Carvalho a partir de la novela de Raduan Nassar
Fotografía: Walter Carvalho
Edición: Luiz Fernando Carvalho
Intérpretes: Selton Mello, Raúl Cortez, Juliana Carneiro, Simona Spoladore
Aspecto en pantalla: 1.85:1
Duración: 172 minutos.
Origen: Brasil, 2001
DVD: Kino International
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Estoy bañando en hiel, Ana, pero se como afrontar tu rechazo. No ocultaré la sonrisa en mis labios si la peste diezma nuestros rebaños o si una plaga devora los cultivos. Daré la espalda mientras todos se agitan amíi alrededor, me cruzaré de brazos si me piden socorro, me taparé los ojos para no ver sus llagas, los oídos para no oír sus gritos, me encogeré de hombros si la casa se derrumba. No tuve mi contento, el mundo no tendrá misericordia. Lo que quería era amar y ser amado, pero quedé al margen sin consulta. Fui amputado. Pertenezco desde ahora a la familia de los rechazados, los prohibidos, los sin afecto, los sin sosiego, los intranquilos, los inquietos, los que se retuercen, los que llevan una marca en la frente, los marcados por la santa envidia, los sedientos de igualdad y justicia, los que tarde o temprano acaban venerando al maligno.
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En una hacienda brasileña vive una familia de origen libanés compuesta por varios hermanos y hermanas (ciertamente), una madre amorosa y un padre particularmente estricto que suele dar sermones a sus hijos antes de tomar los alimentos. Pero algo falta en esta familia, uno de los hijos se aleja después de haber tenido una relación incestuosa con su hermana. Su eventual vuelta a casa no deriva en el perdón ni en su ingreso a la vida rutinaria del campo, la aparente felicidad por el regreso del hijo “pródigo” deriva en una explosión de violencia y tristeza.
Fué una experiencia refrescante el haberme encontrada con esta deliciosa (y angustiante) cinta que se aleja totalmente de los clichés que han plagado el cine mal llamado “latinoamericano” en por lo menos los últimos 30 años. Y me refiero a esa proclividad de los directores y guionistas en cuanto a retratar una y otra vez lo peor, lo más bajo y miserable de nuestras sociedades. No digo que no resulte trascendente el señalar, el denunciar la terrible miseria de nuestros pueblos pero, ¿en verdad no hay otros temas? Las últimas cintas brasileñas que tuve la oportunidad de ver (Carandirú y Ciudad de Dios) presentaban ambientes desoladores en las que la conclusión final no podía ser otra más que continuas escaladas de violencia.
Por eso me resultó sumamente grata el regalo audiovisual de este director, ya que a pesar de que el tema central es por demás doloroso y de contar con un final totalmente desolador, la narrativa alcanza momentos de verdadero aliento poético, en los cuales un guión que en manos de un cineasta mexicano quizá se hubiera convertido en una mamonería execrable, se convierta en una aguda y vibrante reflexión sobre el peso de la culpa, la incapacidad de perdonar, la fe como un peso y no como ayuda, y el trágico enfrentamiento del hombre con las consecuencias de sus actos.
Publicadas por Jorge L. Chacon a la/s 10:19 a.m. 2 comentarios